Tras la repentina huida de Eusebio, tendremos que volver a hacer un pequeño esfuerzo. Imaginemos ahora a una persona que nunca haya oído hablar de Donald Trump o que simplemente no se ha interesado por su figura y no tenga una opinión o creencia lo suficientemente arraigada sobre él. Lo sé, es un poco complicado debido al constante bombardeo que hemos recibido en los últimos años, pero aun así, estoy seguro de que podemos encontrar a alguien.
Pensemos en un adolescente que está empezando a crear su sistema de creencias, su base, está empezando a divisar el horizonte del tablero y cuál será su posición en este. A nuestro nuevo personaje dotado de una gran plasticidad se le presenta la cuestión como una disyuntiva, tendrá que elegir posición. A diferencia de Eusebio, que podría responder a esta cuestión basándose en su repertorio sin titubear demasiado, para nuestro espigado muchacho esto supone algo más complejo, de hecho, este primer contacto con una cuestión tan cargada de contenido ideológico, de opinión al fin y al cabo, determinará su sistema de creencias.
Miércoles 30 de diciembre de 2020, 20:36
Nuestro ya materializado púber se encuentra en su habitación, frente a él un reguero de cadáveres y balas que llueven indiscriminadamente sobre él:
- ¡No, no! ¡No me jodáis otra vez!
Deja de manera violenta el
mando todavía vibrante sobre la mesa del escritorio y se quita los cascos. Thekiller2006 se desvanece de la escena
y vuelve Marcos que de un trago termina su bebida energética. Tras las más de
dos horas de juego ininterrumpido y debido a la máxima concentración requerida
para intentar superar las dos últimas misiones ha ignorado todo lo que sucedía
a su alrededor.
Un par de resoplidos, varios
golpes en la mesa y cuatro insultos después se decide definitivamente a no
intentarlo una decimonovena vez y apaga la consola. La frustración desaparece y
aparece el vacío acompañado de un rugido: es hora de ir a comer algo.
Mientras busca sus zapatillas
se percata de algo más. Parece que en el salón está habiendo una discusión
acalorada. Entre la maraña de voces que hablan a la vez identifica la aguda voz
de su madre Agustina y la de su hermano John.
- Esto es contra el establishment
mum. Tienen miedo y emiten fake news.
This is real!
- No sé cómo
puedes decir eso hijito, de veras que no lo entiendo. ¡Trump es el diablo!
Es la tercera vez que discuten
esta semana. John estudia en una universidad americana desde hace cerca de dos
años. Vive con sus abuelos paternos durante el curso y vuelve durante los meses
de vacaciones a visitarles.
Marcos abrió la puerta de su habitación
y titubeó un par de segundos. Dio un paso atrás, cerró la puerta y se volvió
hacía su ordenador.
Algo se había encendido dentro de él, quería entender sobre que discutían. Por supuesto, sabía quién era Donald Trump, había oído hablar de él en casa: su hermano lo alababa y a su madre le repugnaba. Así pues, tras googlear Donald Trump y tener como resultado miles de páginas de noticias decidió (guiado por su subconsciente) introducir la siguiente búsqueda:
Unos diez clics y tres vídeos de Youtube después Marcos lo tenía clarísimo. Ahora lo entendía todo. El pobre de John estaba equivocado y estaba listo para demostrárselo. Sin saberlo, acababa de escoger ficha y colocarla en el tablero. Esta simple cuestión engloba mucho más que una simple opinión sobre si es Trump buen o mal presidente, ya que el pack incluye muchas otras opiniones sobre economía, inmigración y un largo etcétera.
Ahora bien, ¿qué hubiese sucedido si nuestro ya no tan inocente amigo hubiese decido respaldar a su hermano? En ese caso, suponemos que hubiese decidido introducir algo parecido a lo siguiente:
Este Marcos alternativo, hubiese actuado exactamente igual que su otra versión, empapándose con la información disponible para reafirmar su posición.
¿Sorprendido? Me imagino que a
estas alturas poco nos puede sorprender. La tecnología nos ha hecho la vida más
fácil: cocina, limpia e incluso ¡piensa por nosotros! Es tan simple como elegir
el menú en un restaurante de precocinados.
Hace cerca de dos mil cuatrocientos
años, un pintoresco personaje conocido con el sobrenombre de “El tábano de
Atenas” rondaba por ahí haciendo preguntas a sus conciudadanos mostrándoles lo
superficial y vacío de su conocimiento. Una especie de antigoogle que sabía lo que ignoraba y no ignoraba lo que sabía.
Y es que, como decía mi
profesora de filosofía:
“No hay nadie más peligroso que alguien que se crea en posesión de la Verdad” y en esto Google es un verdadero experto.