Tras mucho divagar entre opiniones toca centrarnos en el pensamiento crítico como herramienta. Si bien sabemos que nos sirve para no ser engañados (al menos de forma inconsciente) esto no nos convierte en pensadores críticos, ya que el mero conocimiento no implica sabiduría.
Eusebio vuelve a casa lleno de polvo
y cemento, con el pelo sucio y aplastado por el casco. Tras casi diez horas de
exhalaciones profundas, sudor y un desagradable olor a óxido, por fin puede quitarse
la mascarilla y respirar.
Todavía no hay nadie en casa,
por lo que decide darse una ducha y tomar su merecida cerveza mientras enciende
el televisor. De un primer trago ingiere más de un cuarto de lata mientras
suenan de fondo las noticias:
- … <más de un centenar de personas en la manifestación negacionista por las
calles de Madrid…>
“Ya están los pijos estos
liándola otra vez” piensa para sí, pero de repente algo corta en seco su
pensamiento. La nítida voz del periodista que ha desencadenado tal reacción no
se corresponde con la imagen que se proyecta frente a él en la que aparecen un
grupo de personas, encabezadas por una rojigualda, vestidos con ropa de calle y
en su gran mayoría con mascarillas.
- ¿Por qué llevan mascarilla
los negacionistas?- se pregunta en voz alta mientras la multitud avanza
enfurecida al grito de <¡Pedro Sánchez, hijo de puta!>.
Ligeramente confuso y agotado
después de una larga jornada de trabajo decide no darle más vueltas al asunto y
desconectar echándole un vistazo al móvil. Entre los pocos mensajes, encuentra
un vídeo que le ha reenviado su hija Laura. Tras menos de un minuto escuchando
a una desconocida hablar sobre como las vacunas producen modificaciones en el ADN
humano deja exhausto el móvil sobre el brazo del sofá y observa por la ventana
como caen los últimos rayos de la tarde mientras apura su lata en actitud
reflexiva y melancólica.
Eusebio tenía claro que no iba
a vacunarse, pero un par de días atrás comenzó a dudar sobre ello. Egoístamente
pesaba demasiado el hecho de cargar con la culpa de contagiar a otras personas
por su insolidaridad, además, estaba su hija Laura con la que había estado de
acuerdo antes de que se radicalizara tomando una actitud obsesiva en la que había
llegado a afirmar que el virus no era real.
Ante la nebulosa situación de
preocupación, ignorancia e incertidumbre en la que se encuentra Eusebio el
pensamiento crítico puede ayudarle a obtener una perspectiva más diáfana.
Transcurridos entre cinco y veinte
minutos en los que Eusebio perdió la noción del tiempo observando como el sol
se ponía entre las montañas, el vuelo de un mochuelo al atardecer le hace
volver a tomar consciencia de sus pensamientos y angustias. Para tratar de
apaciguarlas vuelve a la cocina a por algo de picar, que acompaña con otra
cerveza fría.
Tras un primer sorbo, su cara
se encoge en una mueca de desagrado por el fuerte sabor amargo y tratando de
quitarse el mal sabor de boca, agarra un puñado de cacahuetes fritos que un par
de mordiscos después deduce que probablemente lleven días abiertos. Derrotado
por el suceso, se acomoda en el sofá y se rinde al mundo onírico. Ha sido un
día duro para nuestro héroe de la clase
obrera.
Llegados a este punto dónde se
nos presenta una abrumadora realidad con valores contrapuestos en los que
difícilmente podemos vernos reflejados y mucho menos tomar acción, debemos primero
alejarnos, contemplar y analizar desde la vista de pájaro que nos proporciona
el pensamiento crítico para luego descender introspectivamente.
Si alzamos el vuelo más allá de
la opinión podemos observar el acontecimiento que turbó a Eusebio: la
disociación entre el hecho narrado en el informativo y el proyectado en su
televisor, el cual generó en él una
cuestión más profunda de lo que estaba dispuesto a asumir “¿Por qué llevan
mascarilla los negacionistas?”.
Eusebio escucha la opinión
narrada por el informativo en primer lugar y acto seguido observa la realidad
que se presenta frente a él. Sin darse cuenta acaba de separar el hecho de la
opinión. No obstante, para nuestro perplejo amigo ignorante de qué es el
pensamiento crítico no ha sido más que una pregunta sin respuesta que ha terminado
perturbando su ociosa tarde.
En ocasiones podemos hallar la
respuesta a una pregunta en otra pregunta, cómo en este caso en el que cabría
preguntarse “¿Qué es un negacionista?”.
Así pues, la respuesta a la
pregunta de Eusebio la encontraremos silenciando la voz del informativo y
escuchando la de los manifestantes.